sábado, 7 de enero de 2012

Adioses

Despidamos el año viejo,
Vamos a quemar la ropa que nos queda chica,
Déjame llorar un río en tu nombre,
Coge las maletas y guarda las mentiras,
                                     [La tristeza, los tropiezos.

Vamos, despídete del año viejo,
Incéndialo de todos los colores en el aire,
Húndelo en el champaña, en el vino,
Mientras cada minuto acelera la nostalgia,
                                [La añoranza, tu aflicción.

Esperando que suenen:
12 cañonazos en mi oído,
12 golpes en el corazón que te saquen de una vez,
12 canciones que me hagan perder la cordura,
Para desdoblarme de este desamor que poco hace,
Y tanto me desconoce.]
Esta noche

Vamos a bailar el desconsuelo,
A pintarnos los labios de promesas,
A retratar a los desaparecidos de mañana,
A extrañar a los que ya se fueron,
A enumerar las metas de lo que se avecina.

Viejo año, te veo partir, te veo en la puerta,
Solo vuelve si es un buen recuerdo,
O si olvidaste alguno malo en el garaje,
Pero viejo estás y ha llegado a tu hora.

Ha llegado tu hora,
Te vas con la noche llena de estrellas artificiales,
Mientras los niños duermen y los amantes
Hacen de la suya en el cuarto de servicio,
Mientras las corbatas se aflojan en la indecencia,
Y las faldas bajan hasta los tobillos.

11: 58 p.m.

Ha llegado mi hora, es mi turno de decir adiós.
Alzo mi copa y brindo por todos,
Por lo que gané y perdí, lo que fue mío y ya no,
Por la señora que cuida de mi y siente mis embates.
Por la señora que me pone el corazón contento,
Por la señora que carga mi orgullo en su mirada.

Brindo por ellos, mis enemigos,
Brindo por el tiempo perdido,
Por los sueños rotos, los desamores,
Por las canciones que llevan nuestro nombres,
Por los amigos de siempre, en vía de extinción,
Por el cielo de esta noche y su luna de plata.

Brindo, por este año que se va,
Este año, que al ser igual a una mujer,
                                   Me ha dejado de todo,
Tanto cariño, tanta experiencia, tanta fragilidad. 

De mentiras

1
Cuando yo miento, ella adelgaza,
Mi sinceridad es la balanza
Entre su risa y sus costillas,
Entre todo lo bueno y su ausencia.

Cuando yo miento, se siente satisfecha,
Cada mentira es un kilo al aire,
Y las caricias se vuelven frágiles
Mientras todo el amor pierde el apetito.

Cuando yo miento, el hambre se pierde por ojos,
Cae indefenso por las mejillas, ignorado.
Suele ser un grifo sin llave de paso,
Un mar incontenible de insomnio y pesadillas.

2
La mentira es necesariamente un postre,
                                    Lo más parecido a un placebo]
Aunque, si se come frío sabe a decepción,
Cuando lo comes caliente huele a traición,
Pero si no se come puede saber a humillación.

Una mentira, dos mentiras, tres y cuatro,
Pierden su misión cuando uno es el engañado,
Cuando su ausencia es la dosis de voluntad
                                               [Que un hombre necesita
Para no ser el payaso de su propia blasfemia.

Yo mentí para no lastimarla,
Pero su postre lo sirvió caliente (o frío), no sé,
Y tengo deseos de que no llore más kilos,
De que tanta nostalgia se convierta en hambre.

3
Los postres suelen ser pecados para algunos,
La mentira -sin excepción- es un pecado para todos.
Ojalá no sea tarde, para dormir con la piel al aire,
Para decirle te quiero enredado en su mirada.

Soy entusiasta-lo sé-, soy un puñado de ilusión,
Pero con eso no basta, sin ella mucho es lo que falta,
Eso que dice: Lo poco que tienes: tus sueños,
                                                           Tu cuerpo, tus deseos.